El viajero
auténtico llega a confundir la partida con la llegada, porque su auténtico
hogar, su nación, es el viaje mismo; por eso añoramos los pasos perdidos, los
cansancios y los cuidados sufridos en estaciones, caminos y ciudades
desconocidas. La paradoja del turista (una de las reflexiones que suscita la sorprendente
realidad observada en el recorrido) se condensa en el extrañamiento que, a la
vuelta, produce lo cotidiano. Una extrañeza en la que redunda la peculiar
ruptura versal y los abruptos paréntesis reflexivos que abren un nuevo nivel de
comprensión, una nueva línea de conciencia en cada poema de este libro. El viajero
precisa perderse, más que localizarse, diga lo que diga el mapa turístico y su
flecha indicadora (¿Vd. se encuentra aquí?) porque estamos ansiosos de novedad,
de situaciones que nos obliguen a salir de lo acostumbrado, que nos obligan a
encontrarnos. Supongo que es esa la razón por la que Você está aqui se estructura en
dos partes: Partidas y Chegadas. Ambas partes encauzan al
lector con sendas citas complementarias del poeta checo Miroslaw Holub en la
extraña relación que la vida y el pensamiento plantea: "There's nothing in the mind that hasn't been in life" y
"There's nothing in life that hasn't been in the mind" respectivamente.
Partidas,
la primera parte, con poemas inspirados en diferentes y conocidos destinos
turísticos, desarrolla diversos contrastes vividos, las pruebas de Odiseo. El
tiempo y la poesía protagonizan este bloque de poemas:
"Não se vence por inteiro quando o
tempo
é o inimigo"
En Praga "a impostura do pó ... inflacionaba em
olvido o custo da antigüidade" y llega a la conclusión de que
comerciar con libros antiguos es "cometer
heresia contra o / preço do passado"
La visión de Siena conduce a una conclusión metapoética: "Para qué então um poema senão para testemunhar cada minuto". Más adelante encontramos más reflexiones poéticas: "Quanto vale a história no mercado da
poesía?" (A preto e branco
p. 21) El poema que no consiguió inspirar Dublín (condensado en un espacio en
blanco con extensa y fecunda cita a pie de página) demuestra el carácter depredador
de la poesía porque "há cidades que resistem
à predaçao dos poetas", por lo que se entiende que el poeta viaja a la
caza de piezas poéticas y, por tanto, como cazador, puede ser víctima de su
territorio.
En Frankfurt, cerrando
la primera parte, el poeta se compara con un monje, ambos en perpetuo tránsito "ele para a eternidade. Eu para a vida
efémera". Contradice de esta manera el canon poético que cifra en la
creación la puerta del Parnaso eterno, pero ahonda en el valor de aquello que
no es reproducible, de todo lo que no se puede conservar, de todo lo efímero.
Chegadas,
la segunda parte, desarrolla las reflexiones de este Ulises a su vuelta: su
cotidianidad ha sido recuperada, pero la observa de manera diferente (desafiado
y desafiante, escondido, contrastado). Comienza con un magnífico poema, Bagagem perdida, que tiene como motivo
un descubrimiento accidental:
E
quando
encontras no bolso do casaco das viagens
pequenos
papéis esquecidos pelo gesto de
os
reteres? Nao o fazes por acaso. Investes
na
epifanía de veres regressar à mao
uma
entrada...
Ese pequeño
descubrimiento esconde tras la sorpresa una evidencia: la ilusoria evasión de
la mediocridad que supuso aquel viaje:
..lesto
a
nivelar por baixo. Chegam-te
vindos
do nada quando já nada esperavas
(assim
é este país
quando
tornas de viagem:)
estás
no carrossel dos días e
nunca
mais é a tua mala
(nunca
mais é
a
tua mala) nunca mais
é
a tua mala.
Llegan tarde,
olvidados, como el equipaje perdido, (el paraíso) como las ilusiones que sin
embargo arrastramos en nuestra maleta.
Esta segunda
parte, Chegadas, parece ser protagonizada por las abundantes
paradojas, ironías y contrastes cotidianos que se iluminan en sus poemas:
La conversación
nocturna entre hombres vanidosos es una excusa para volver irónicamente al
tópico (Investigações sobre o poder)
La entrevista
escolar ( A directora... p. 41) "desvela o que encerra o instante:
tantos anos distraídos en uma coisa não mudou o afã..."
Verdadeiros
inimigos (p. 42) marca el descubrimiento de
la madurez: es imposible ser neutral "ha
muito que trato por tu a dúvida e a inquietação".
La superstición de
la que es objeto la "Anedota do
Menino Jesus" (p.43) provoca la ironía: "Que atire a primeira pedra quem nunca partiu um vidro".
No son las únicas
paradojas que se ilustran en este libro: Los eufemismos ocultan la crueldad
cotidiana (Canção do gato neutro, p.44); la violencia machista transforma
un cáncer en benevolente solución (História
clínica, p. 45); la envidia ahoga los elogios (p. 46); el tiempo se sumerge
en el limbo (p.47) "inmune à fadiga
de ser eterno" cuando en fin de año el reloj de la torre se retrasa un
minuto; o bien el tiempo se amalgama en su fugacidad ("Abro presentes aos pés da árvore de Carnaval" p. 49).
Se cierra el libro
con una nueva paradoja, Bicicleta para o
infinito, (remarcado ya en las primeras páginas de esta cuidada edición) el
fecundo paseo en bicicleta estática, síntoma de una edad, juventud perdida, símbolo de una aspiración
diferente, más allá del tópico de la vida como viaje, homo-viator, otro afán vital: la poesía.
"pedalo atrás
deste manuscrito
(escrevo
rasuro
reparo) a meus pés
outro
infinito"