Mi devoción por
Antonio Praena (1973) nació con su obra Yo he querido ser grúa muchas veces
(Premio Tiflos en 2013, Visor). En esta obra me sorprendieron los siete pasos
poéticos de las siete partes de este poemario que evocan, comentan o
parafrasean de alguna manera los siete dones del espíritu o quizás las siete
virtudes.
Ahora, voy al origen, desando el camino cuando consigo en 2016 esta
nueva edición de Actos de amor, XXII Premio José Hierro de 2011, re-editada por
Raspabook, hermoseada con las fotografías de María Alcantarilla y enriquecida
con el prólogo de Luis Antonio de Villena, después de cuya lectura sobra
cualquier intento de recensión, incluido éste mismo.
Debo hacer constar que
siempre quise encontrar en la poesía algo que la independizara de lo meramente
autobiográfico, un planteamiento que la separase de la efusión sentimental del
autor, pero Antonio Praena me seduce y no puedo dejar de caer en sus redes.
Tampoco quiero creer que Antonio sea totalmente unívoco y sincero; prefiero
pensar que el hablante de Actos de amor
recrea una ficción poética alrededor del más amplio concepto de amor, ese
concepto que queremos que exista detrás de la cita de San Agustín "Ama et
fac ut vis", para que el lector reflexione. Prefiero pensar que Antonio no
es doctor en teología, que no mantiene su blog /elatril.dominicos.org/, que ni siquiera es católico, ni
cristiano...
Con Actos de amor (en su primera edición
imposible) nos sorprende con una sabia estructura y nos seduce con su desnudez.
No podemos dejar de recordar el que sería su futuro Yo he querido ser... Externamente encontramos cinco partes: De la misericordia espirituales, Mundo, Carne, De la misericordia
corporales y un Prólogo final.
Redunda en el recurso de introducir elementos paratextuales dentro de la obra,
como parte sustantiva de ella, con un "prólogo" situado
contradictoriamente al final contraviniendo la costumbre. (Volverá a cerrar Yo he querido ser... con un prólogo).
Quizás constate con ellos la necesidad de una obra posterior, aún ilegible, o
de una relectura, o quizás debamos entender etimológicamente la palabra
"Prólogo" como un texto que avanza hacia la obra y ayuda al lector,
siendo la lectura del poema algo que se demora más allá de la lectura directa,
algo que se desata lentamente con la experiencia una vez terminada la última
línea y que se desarrolla con el tiempo.
La seducción que
provocan los poemas de Antonio Praena surge de la ambigüedad biográfica con que
se desvela el autor. Nos preguntamos si debemos comprender literalmente cada
verso, cada nombre propio, pero el hombre que escribe desaparece y caduca con
el tiempo. Permanece sólo la voz que descubre antes de la disolución:
"El resto,
solamente
materia de un
poema" (Legión p.61)
La poética de Antonio
Praena se puede ver desarrollada en Legión, Autorreproche,
Actos de amor, Teoría de los actos verbales... así comprendemos que el acto de
amor y la creación poética tienen en común la gratuidad, la carencia de fin, el
desinterés, la pureza, la simplicidad.
La seducción de la
poesía de Antonio Praena está en esa aparente desnudez, esa simplicidad con que
nos deja observar hechos sólo supuestamente reales, pues, desde el mismo
momento en que fueron tinta "sangre ennegrecida", ya son sólo sombra,
ficción poética.
"Siete actos
de amor. Me han
parecido vanguardistas,
porque, en el siglo
del exceso y de los daños,
usar infinitivo y
complementos
tan simples se
convierte en una forma
de pura transgresión.
Transgredo. No me
importo. No te asombres." Volver, p.72
En lo vital produce vértigo; como lector soy Zaqueo, incómodo, seducido y temeroso. Nunca me gustó la
expresión "obras de misericordia"; siendo sinónimas, prefiero sin
duda "actos de amor", como los que nos descubre este poemario, más
allá del canon (enseñar, aconsejar, perdonar...), siempre sin interés y pródigo
("quia absurdum") sólo aparentemente inútil y gratuito como la
poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario