domingo, 23 de abril de 2017

JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ, CONFUSO LABERINTO


JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ, Confuso laberinto, Renacimiento, los cuatro vientos, Sevilla, 2016.



Guía de perplejos de un hijo de Asterión.



Javier Sánchez Menéndez, (Puerto Real, Cádiz, 1964) es un reconocido poeta y ensayista, autor de extensa y profunda obra[1]  que se complace en el desafío literario, ensayístico, poético y periodístico. Uno de los retos de este dédalo que leemos se plantea en su mismo género porque el lector aborda un libro hibridado con profunda intención lírica. No podemos adjudicarlo a ninguno de los esquemas establecidos o quizás podamos afiliarlo a muchos: La voz narratorial se transforma en hablante poético; la anécdota, en motivo lírico; la fábula, en símbolo; la reflexión y la filosofía se tornan en poética; los aforismos, en greguerías o en reflexión ética y vital sobre la escritura. Una obra que se constituye en una auténtica Guía de perplejos, al fin, para iniciarse y no perderse en la procelosa selva de la actualidad.

Frente a Mediodía en Kensington park (anterior entrega del proyecto) parece que la presente obra plantea una mayor vocación por constituir una poética, un modelo que evite suspicacias y ambigüedades. Los elementos autobiográficos y las referencias culturales se funden en reflexiones bien fundadas y muy recomendables en un ambiente cada vez más mediático y superficial como es el que ahora vivimos.

La lectura de esta quinta entrega de Fábula puede devenir en un intrigante juego, o en un reto, donde el laberinto, las reflexiones metaliterarias, las referencias autobiográficas e intertextuales, ya explícitas, ya  implícitas, de la propia obra o ajenas, se confunden con símbolos (girasoles, sombras, ángeles y diablos, fotografías), indicios de una fábula, o con los diferentes caminos o hilos que la incansable Aracne teje con nuestras ideas para desesperación de los dioses. El tiempo de su lectura se multiplica en sus meandros, en las sucesivas esquinas, en las galerías que se hunden sin número en las relaciones que abren sus bifurcaciones, sus citas, sus analogías.

Con toda seguridad cada lector encontrará referencias escondidas en cada página de este libro que el hijo de Asterión definiría como infinito: Podemos entrever al Borges laberíntico o a su doppleganger, la fotografía de Cortázar en las babas del diablo que abre un nuevo curso en el tiempo, al Juan Ramón esencial, a Rilke, a Catulo, el océano de voluntad de un Schopenhauer, las disquisiciones sofisticadas de los presocráticos, los diálogos de Platón, Elliot, Bolaño, la excepcionalidad de Kipling, la perpetua juventud de Barrie... Son tantas las analogías ciertas y las sutiles evocaciones que se encienden  en su lectura que sospechamos de cualquier certidumbre.

Las primeras palabras de Confuso laberinto enlazan con Mediodía en Kensington park "La duna va avanzando por el centro del parque..", lo que constituye un aviso del especial transcurrir temporal que nos espera entre sus páginas. Matices y desvíos, recuerdos presentes, dobles ausentes, fotografías, ángeles y demonios, voces oraculares se suceden entreverándose, de un modo casi proustiano, en una fábula insomne en que se relacionan vivencias presentes y referidas, vivencias sincrónicas, vivencias intertemporales, vivencias ucrónicas para ir cercando el asunto que dirige profundamente la voluntad de este libro: la poesía. La relación entre la duda (el matiz) y el poeta, la sinceridad, su ritualización y la supuesta intensidad de algunos, su ética, la humilde honestidad del creador auténtico.



Terminada la lectura, deberíamos preguntarnos en este caos que desordena el tiempo: ¿Eres Teseo o Minotauro, Ariadna o Aracne?  ¿Intentas dar sentido al mundo en un instante inspirado y orgulloso o constatas trabajosamente la fragilidad de todo razonamiento? Sin duda "esa alma que descansa en estancias recónditas" (p.20) es nuestro monstruoso yo, que espera...



Aún sigo disfrutando aupándome de puntillas en una banqueta para alcanzar a ver el milagro de aquel espejo, de esta guía de perplejos de un hijo de Asterión que observa con curiosidad a quienes entran en sus infinitas estancias.



[1] Una aproximación al desconcierto, Sevilla, SIM-Libros, 2011, Faltan palabras en el diccionario (Poemas escogidos 1983-2011), Madrid, Libros del Aire, 2011; Cartoons, Sevilla, La Isla de Siltolá, 2011; El violín mojado, Madrid, Libros del Aire, 2013; Por complacer a mis superiores (Antología poética), Sevilla, Ediciones En Huida, 2014; La muerte oculta, Sevilla, Vitela, 2014; Perdona la franqueza, Córdoba, Detorres Editores, 2015... También es autor de los proyectos El libro de los indolentes y Fábula). Podemos incluir Confuso laberinto como quinta entrega del decamerón proyectado en Fábula: La vida alrededor, Sevilla, La Isla de Siltolá, Colección Álogos, 2010.; Teoría de las Inclinaciones, Valencina de la Concepción (Sevilla), Los Papeles del Sitio, 2012;  Libre de la tormenta, Sevilla, La Isla de Siltolá, 2013. Mediodía en Kensington Park, Sevilla, Ediciones de la Isla de Siltolá, 2015; Confuso laberinto, Sevilla, Editorial Renacimiento, Colección Los Cuatro Vientos, 2015.

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