jueves, 7 de agosto de 2014

MAREA HUMANA, Visor 2014, de Benjamín Prado.


MAREA HUMANA, 2ª edición ampliada, Visor 2014, de Benjamín Prado.

"Cada poema trata/ de lo que no ha logrado el poema anterior."
Afortunadamente, Benjamín Prado "ve en la escalera
   la terrible
         columna 
             vertebral
                del dragón de los sótanos"
Sigue presente la capacidad de ver más allá de lo evidente y sigue también el trazo limpio en su poesía, (reunida en Ecuador  y en Iceberg, 2002).  Se pueden reconocer momentos y motivos que despiertan reflexiones agudas o analogías esclarecedoras:
"Pasaba el tren
 hermosa cordillera instantánea
 horizonte mecánico..."
También podemos revisitar el extraño y viejo trance del enamorado, el misterioso trance casi místico que trastoca la mirada, no es otra cosa el mester del poeta:
"Para poder mirarla es necesario
 ver la verdad que vive dentro de cada cosa"
Aunque en El Enamorado juega peligrosamente con los tópicos les encuentra un nuevo sentido, ya sea introduciéndolos en un discurso indirecto o como observaciones externas:
"Si le puedes llamar a las gaviotas
 oleaje del cielo/ nieve viva..." (p. 50) 

"¿De qué manera describirá sus ojos?
 ¿Vivero de la luz?
 ¿Suburbio de la luna?" (p. 57)  

"¿Qué le llamo a su boca:
 biblioteca del beso o fruto submarino? (p. 57)

Por otra parte, son especialmente interesantes sus poéticos silogismos, a veces camuflados detrás de símiles más lógicos que visuales. No pretende deslumbrarnos con intuiciones, ni con llamativos relámpagos de originalidad, ni con las sorpresas del absurdo; prefiere remolcar al lector con profundas razones vividas, compartidas y comprensibles:
"Todo el que cae sueña con tener alas
 y así soñé contigo
 y desperté en el fondo de un abismo sin ti" (p. 54) 

"Tus deseos
 no pueden alejar la realidad,
 como el grito aleja el dolor del herido" (p. 54) 

"Dios elige a sus mártires
 como el puñal inventa al asesino" (p 33)
No nos engañen los supuestos tópicos, todo puede y debe decirse  por primera vez.
El uso de la frase sentenciosa y del aforismo llega más directamente a la razón del lector; nos obliga a dilucidar en qué papel estamos, cuál es nuestra vivencia: Nos obliga a crear puentes con el poema. Quizás hayamos pensado alguna vez que "lo nuevo no se encuentra, se inventa" (p 71) o que "toda opresión tiene sus catedrales" (p. 71) o que "el cobarde desata lo que el valiente rompe" (p. 72); pero nos sorprenderá reconocer el paralelismo de este Filósofo muerto con el Sabio (p. 29) al que:

"le gustaba decir que lo imposible
 no es más que lo posible que se ignora." 

y cuya salvación fue simplemente la del Humilde (p 86), aprender que  
"la palabra distancia cambia con los kilómetros
 y la palabra amor
 con las heridas" (p. 31) 

siendo "de todos sin ser dueño de nadie" (p86).
En algún momento de la lectura llaman la atención algunas aparentes redundancias que sin duda confieren un ritmo y un eco al poemario:
"El dragón oscuro de los manantiales" (p-25) recuerda "El dragón de los sótanos" (p. 15).
"La burocracia del dolor" (p. 72) nos envía a "Besos burocráticos" (p.63)
Con "Al hablar parecía que abriese las palabras con las manos" (p. 29) escuchamos "Siempre intentó abarcar el mundo con las manos" (p. 29)
"Los triunfos que consisten en sumar dos derrotas" (p. 47) remite a "Quien suma dos verdades, inventa una mentira" (p 89)
De la misma manera, los poemas El sabio y El filósofo se anudan en el mismo hilo con que tan razonablemente nos guía el autor.
Uno de sus puntos culminantes podría cifrarse en el poema dedicado a Rafael Alberti, El vividor, una hermosa reflexión sobre la muerte: Rompe el tópico, una vez más, de la eternidad que el poeta procura a través de su obra. Toda una obra magnífica que es una vida, sin duda la sacrificaría Alberti por una sola mañana de nueva vida. "¿Por qué ocultar la muerte del poeta a sus poemas?" pregunta Benjamín Prado recordando a Auden.
De alguna manera, no podemos dejar de relacionar los tipos humanos de la Marea de Benjamín Prado con la genial tipología angélica de Alberti en Sobre los ángeles. El libro en conjunto tiene, como aquel, una definida unidad. El título no nos engaña. Observamos personajes, tipologías, casos de la Marea humana que nos envuelve. No nos engañemos: formamos parte de la marea, también somos (o fuimos, o seremos) avaros, víctimas, poetas, sabios, vividores, inmigrantes, fatalistas, humildes, derrotados o cínicos... en algún momento.

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