MAREA HUMANA, 2ª
edición ampliada, Visor 2014, de Benjamín
Prado.
"Cada poema trata/ de
lo que no ha logrado el poema anterior."
Afortunadamente, Benjamín Prado "ve en la escalera
la terrible
columna
vertebral
del dragón de los sótanos"
la terrible
columna
vertebral
del dragón de los sótanos"
Sigue presente la capacidad de ver más allá de lo evidente y sigue
también el trazo limpio en su poesía, (reunida en Ecuador y en Iceberg, 2002). Se pueden reconocer momentos y motivos que
despiertan reflexiones agudas o analogías esclarecedoras:
"Pasaba el tren
hermosa cordillera instantánea
horizonte mecánico..."
hermosa cordillera instantánea
horizonte mecánico..."
También podemos revisitar el extraño y viejo trance del enamorado,
el misterioso trance casi místico que trastoca la mirada, no es otra cosa el mester del poeta:
"Para poder mirarla
es necesario
ver la verdad que vive dentro de cada cosa"
ver la verdad que vive dentro de cada cosa"
Aunque en El Enamorado
juega peligrosamente con los tópicos les encuentra un nuevo sentido, ya sea
introduciéndolos en un discurso indirecto o como observaciones externas:
"Si le puedes llamar
a las gaviotas
oleaje del cielo/ nieve viva..." (p. 50)
"¿De qué manera describirá sus ojos?
¿Vivero de la luz?
¿Suburbio de la luna?" (p. 57)
"¿Qué le llamo a su boca:
biblioteca del beso o fruto submarino? (p. 57)
oleaje del cielo/ nieve viva..." (p. 50)
"¿De qué manera describirá sus ojos?
¿Vivero de la luz?
¿Suburbio de la luna?" (p. 57)
"¿Qué le llamo a su boca:
biblioteca del beso o fruto submarino? (p. 57)
Por otra parte, son especialmente interesantes sus poéticos
silogismos, a veces camuflados detrás de símiles más lógicos que visuales. No
pretende deslumbrarnos con intuiciones, ni con llamativos relámpagos de
originalidad, ni con las sorpresas del absurdo; prefiere remolcar al lector con
profundas razones vividas, compartidas y comprensibles:
"Todo el que cae
sueña con tener alas
y así soñé contigo
y desperté en el fondo de un abismo sin ti" (p. 54)
"Tus deseos
no pueden alejar la realidad,
como el grito aleja el dolor del herido" (p. 54)
"Dios elige a sus mártires
como el puñal inventa al asesino" (p 33)
y así soñé contigo
y desperté en el fondo de un abismo sin ti" (p. 54)
"Tus deseos
no pueden alejar la realidad,
como el grito aleja el dolor del herido" (p. 54)
"Dios elige a sus mártires
como el puñal inventa al asesino" (p 33)
No nos engañen los supuestos tópicos, todo puede y debe decirse
por primera vez.
El uso de la frase sentenciosa y del aforismo llega más
directamente a la razón del lector; nos obliga a dilucidar en qué papel estamos,
cuál es nuestra vivencia: Nos obliga a crear puentes con el poema. Quizás
hayamos pensado alguna vez que "lo
nuevo no se encuentra, se inventa" (p 71) o que "toda opresión tiene sus catedrales" (p. 71) o que
"el cobarde desata lo que el valiente rompe" (p. 72); pero nos
sorprenderá reconocer el paralelismo de este Filósofo muerto con el Sabio (p.
29) al que:
"le gustaba decir que lo imposible
no es más que lo posible que se ignora."
y cuya salvación fue simplemente la del Humilde (p 86), aprender que
"la palabra distancia cambia con los kilómetros
y la palabra amor
con las heridas" (p. 31)
siendo "de todos sin ser dueño de nadie" (p86).
"le gustaba decir que lo imposible
no es más que lo posible que se ignora."
y cuya salvación fue simplemente la del Humilde (p 86), aprender que
"la palabra distancia cambia con los kilómetros
y la palabra amor
con las heridas" (p. 31)
siendo "de todos sin ser dueño de nadie" (p86).
En algún momento de la lectura llaman la atención algunas
aparentes redundancias que sin duda confieren un ritmo y un eco al poemario:
"El dragón oscuro de
los manantiales" (p-25) recuerda "El dragón de los sótanos" (p.
15).
"La burocracia del
dolor" (p. 72) nos envía a "Besos burocráticos" (p.63)
Con "Al hablar parecía
que abriese las palabras con las manos" (p.
29) escuchamos "Siempre intentó abarcar el
mundo con las manos" (p. 29)
"Los triunfos que
consisten en sumar dos derrotas" (p. 47) remite a "Quien suma dos verdades, inventa una
mentira" (p 89)
De la misma manera, los poemas El
sabio y El filósofo se anudan
en el mismo hilo con que tan razonablemente nos guía el autor.
Uno de sus puntos culminantes podría cifrarse en el poema dedicado
a Rafael Alberti, El vividor, una
hermosa reflexión sobre la muerte: Rompe el tópico, una vez más, de la
eternidad que el poeta procura a través de su obra. Toda una obra magnífica que
es una vida, sin duda la sacrificaría Alberti por una sola mañana de nueva
vida. "¿Por qué ocultar la muerte
del poeta a sus poemas?" pregunta Benjamín Prado recordando a Auden.
De alguna manera, no podemos dejar de relacionar los tipos
humanos de la Marea de Benjamín Prado con
la genial tipología angélica de Alberti en Sobre
los ángeles. El libro en conjunto tiene, como aquel, una definida unidad.
El título no nos engaña. Observamos personajes, tipologías, casos de la Marea humana que nos envuelve. No nos
engañemos: formamos parte de la marea, también somos (o fuimos, o seremos) avaros, víctimas, poetas,
sabios, vividores, inmigrantes, fatalistas, humildes, derrotados o cínicos... en algún momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario