jueves, 31 de marzo de 2016

FICCIÓN LÍRICA Y FUSIÓN EN LA POESÍA DE RAQUEL LANSEROS en A LAS ÓRDENES DEL VIENTO, Antología ampliada (2005-2015) Valparaíso ediciones, 2015, 2ª ed. ampliada, selección y prólogo de Paula Bozalongo.




En Las órdenes del viento encontramos  una sugestiva introducción a la brillante trayectoria de Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, 1973) con poemas de Leyendas del promontorio (2005), Diario de un destello (2006), Accésit del premio Adonáis; Los ojos de la niebla (2008), Premio Unicaja de poesía; Croniria (2009), Premio Antonio Machado en Baeza; Las pequeñas espinas son pequeñas (2013) premio Jaén de Poesía, junto con algunos poemas inéditos. Un impresionante historial.

Existe en muchos lectores el prejuicio de venerar la vocación de verdad del género lírico, endiosando la sinceridad biográfica y sentimental del poeta, sin considerar su capacidad para fabular o su vertiente más evocadora, facetas normalmente asignadas al ámbito de la narrativa. Es en esta frontera en la que encuentro singulares aportaciones en la poesía de Raquel Lanseros. Podemos reflexionar sobre tres vías a través de las que se acentúa el lado ficcional de la poesía: Las localizaciones temporales, los retratos  de Los ojos de la niebla, las fusiones y disociaciones entre lo religioso y lo profano, entre la conciencia y la materia en Croniria.

Las localizaciones temporales concretas se perciben desde el mismo título (Royan, le quatorze Juillet 1989) o se desvelan en el poema (Yago Bazal se deja ver dos horas) o se deducen (Al calor de un ángel) consiguiendo, más allá de una simple referencia biográfica o un homenaje (a Machado en 22 de febrero), un marco lírico-narrativo para la implicación del lector y para forzar la interpretación:

Todos nosotros somos ahora y para siempre
las pisadas de Yago contra la piedra helada,
yo soy el pan callado de aquella Nochebuena,
tú eres la luna oscura que le ayuda a esconderse.

Y hoy es mil novecientos treinta y nueve.                (Yago Bazal... p 27)


Los retratos que encontramos en Los ojos de la niebla describen personajes líricos independientes del yo biográfico. El poema Un joven poeta recuerda a su padre, con homenaje a Biedma, fabula con la toma de conciencia de la importancia del pasado e introduce una voz impostada tomando el papel de un hombre que recuerda a su padre. Otros personajes poéticos se describen con semejantes recursos distanciadores, interponiendo diferentes hablantes líricos, con el común afán de rescatar el pasado en aquellos detalles que fueron menospreciados o ignorados porque  "El olvido está lleno de memoria".  (El hombre olvidado, p. 45)

Algunos de estos retratos se transforman en auténticas narraciones como el dedicado a Beatriz Orieta, constatando en todos ellos una misma experiencia tan difuminadora como la niebla:

A menudo los días tienden a suceder en el pasado.
Sin embargo, la noche
tiende a amar sobre todo
a aquellos que construyen
su casa en el presente.                       (El hombre que aprende a volar, p. 52)

Las fusiones y disociaciones de Croniria amalgaman lo espiritual y lo profano o bien separan la conciencia y el cuerpo con una intención distanciadora. El hablante poemático es testigo y tiene la obligación de dar testimonio del milagro de la conciencia y de que la realidad es un complejo rompecabezas en el que actúan muchas variables a un tiempo. Las referencias al ritual cristiano enriquecen este multifacético espacio onírico y atemporal con un nuevo guiño, una nueva confusión creativa. Parece preguntarnos, con cierta ironía en algunos poemas, por lo que es realmente sagrado:

Sabiduría instintiva de la usanza
código secular de la epidermis
acerca a mí tu cáliz.                                     (Bello con alma, p. 62)

Bienhallada alegría
la pura de sabor
la complaciente
tú que vives y reinas en el tuétano limpio
ahora y en toda hora
quédate con nosotros.                                (Bendita alegría, p. 65)

En este mismo ritual profano podemos resaltar esta nueva misión evangélica (Mateo 10, 5-10 o Lucas 9, 1-6), un nuevo apostolado, casi un Pentecostés laico y poético:

Nunca le tengas miedo al horizonte
no hay placer más sabroso que el trayecto.
Acepta el pan servido en cualquier parte
disfruta del asilo que te ofrezcan
pero ten preparadas las maletas.

Aprende por tu bien el arte de marcharte
siempre un segundo antes de que te hayan echado.    
                                                                      (Hit the road, Jack, p. 67)

Las localizaciones temporales, los retratos  de Los ojos de la niebla, las fusiones y disociaciones entre lo religioso y lo profano, entre la conciencia y la materia en Croniria, alejan al lector de la expectativa de un poema referencial y tradicional, lo alejan de una percepción directa de los sentimientos desatados en la mente del poeta. Al acercarnos a lo narrativo, al describir personajes, al contrastar o fusionar la percepción puramente física, el sentimiento y el pensamiento, Raquel Lanseros consigue distanciar la voz y el referente para que reflexionemos con todas las nuevas posibilidades que nos ofrece la vida, ese territorio semi-onírico atado indisolublemente al tiempo y a la conciencia:

Lo que quiero que sea
lo que es
lo que pudo haber sido
lo que nunca será
lo que fue y lo que era
lo que pudiera ser
lo que querré algún día que haya sido
lo que quise que fuera
lo que a pesar de mí se obstina en ser
lo que siempre soñé que fuese un día

Las cuentas son exactas:
yo soy el resultado.                                       (Aritmética, p. 92)


           

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