Los poemas de Antonio Praena describen un mundo sutil, aéreo y
transparente que, como el de Anaxímenes, manifiesta que todo es aire. En cada uno de los siete pasos líricos en que
Antonio Praena divide su poemario se condensa parte de la extraña experiencia
que llamamos vida siguiendo como motivo simbólico el viento y sus criaturas:
En Horas de vuelo encontramos las únicas y paradójicas bases
fiables de nuestro conocimiento del mundo: las más inciertas. (Quizás un
avispado Anaxímenes lo llamase rarefacción). Cualquier seguridad es ilusoria (sobre
todo en el vuelo donde no hay otro camino que el que Machado cantó); vivimos a bordo de palabras sin deriva; no sabe del amor quien vuelve vivo, llega
a decir Praena. Termina ensalzando esa inseguridad transcendente y vital: Un desmayo muy dulce nos embriaga, / una
clara ignorancia definible según se acerca el vuelo en donde todas las
referencias son inútiles.
Pájaro de providencia reúne situaciones en
las que la casualidad, una eventualidad o las más pura serendipia, encadenan
experiencias y saberes transcendentes y hasta inefables, en todo caso
imperceptibles para quien no sintoniza con ese vuelo, ese sutil espacio.
Pájaro de esperanza descubre que
somos puro deseo, afán de coleccionista
(reflexión que comparto). En Vuelo, el
deseo de supervivencia es trascendido por la palabra con que queremos condensar
el viento de Anaxímenes; es ese extraño
empeño, esa querencia de vértigo, tu anzuelo de esperanza (en Contranatura). Sorprende y refresca en
su contexto la irónica reivindicación de la gramática parda en Lugares comunes y se cerrará con un
esclarecedor centón, Collage con
esperanza.
En El amor de los pájaros, se desarrolla la analogía entre el
mundo aéreo de las aves y la vida humana. El poeta revela las conexiones entre
la humilde materia de que estamos hechos y los sueños de nuestras expectativas
más altruistas, el misterioso poder generador de la mujer (hacer perpetuo un vuelo que no es suyo de Ruah, espíritu) especialmente conmovedor en el diálogo que se plantea en Tu vientre. En esta parte encontramos Grúas, uno de cuyos versos da nombre al libro, original poema con
un hermoso y actualizado aire franciscano que recuerda la imagen del Príncipe feliz de Oscar Wilde.
Stripper plantea un ingenioso juego
con música gongorina (hipérbatos, relaciones sorprendentes, encabalgamientos, neologismos,
paradojas, paronomasias) que nos recuerda que en la actualidad vivimos en un
nuevo barroco. La apariencia esconde verdades profundas, la ardua construcción de la belleza puede ser símbolo de
autosuperación para quien sabe ver; el desnudo virtual ante una web-cam esconde
soledades infinitas. Stripper virtual
parece el poema capital de esta sección: Descubre, tras el deseo físico, el
afán de eternizarnos desdoblándonos en nuevas vidas: Soy tiempo en otro tiempo y soy materia de asombro y plenitud en
soledades. También descubre en su paradoja barroca nuestra pura simpleza: Un pájaro de fuego y una sombra, ninguno de
los dos somos nosotros y somos, desvestidos, cuanto somos. Termina, por
contraste, profundizando en la imagen de la desnudez, imagen de la humildad que
no esconde nada, la sinceridad, la sencillez.
Écfrasis es una sucesión de cuadros,
escenas, imágenes que siguen con el mismo eje temático del aire, el vuelo o las
aves, bellamente descritas e interpretadas en su auténtica profundidad, a
veces, inefable, y que llegan a evocar ese dar
a la caza alcance con que Juan de Yepes describía su búsqueda. Sorprende la
inclusión de referencias actuales, lúdicas, modernas, informales, aparentemente
antipoéticas, como el referente futbolístico de Bandada.
El original Prólogo en el final del libro vuelve
a recordarnos a Juan de Yepes en su afán de dar a la caza alcance, invitándonos
a sumergirnos con ánimo en la inseguridad vital del viento. Por poner un pero,
quizás la Nota final parezca más propicia para una cursiva bajo el título del Collage al que se refiere que para un
poema final.
El poemario se condensa, actualísimo, contemporáneo, en las criaturas más cercanas al aire o al
viento, el arjé de Anaxímenes, principio que da vida a
todo, que todo lo sustenta, que sostiene a las aves o a las mismas palabras. Yo
también he querido ser grúa algunas veces, sobre todo leyendo este libro.
Estupenda reseña de este extraordinario poemario de Antonio Praena que por suerte he leído. Gracias por compartirlo. Un saludo cordial.
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